La nueva legislación boliviana otorga 11 derechos básicos a la naturaleza, entre los que destacan:
el derecho a la vida y a la existencia; el derecho a continuar ciclos vitales y procesos libre
de la alteración humana; el derecho a no tener su estructura celular contaminada o alterada
genéticamente; el derecho “a no ser afectada por mega infraestructuras y proyectos de
desarrollo que afecten el balance de los ecosistemas y las comunidades de los pobladores
locales”; el derecho al aire limpio y al agua pura; el derecho al equilibrio; el derecho a no
ser contaminada,entre otras.
“Es histórico mundialmente. La Tierra es la madre de todos”, dijo el vicepresidente Alvaro
García Lenera. “Establece una nueva relación entre el hombre y la naturaleza, la armonía
que debe de ser preservada como garantía de su regeneración”. Como parte de este
proyecto que reconoce a la Madre Tierra, o Pachama, entre las culturas locales, como
una entidad legal, se establecerá un Ministerio de la Madre Tierra y se nombrará un
ombudsman paramonitorear a las industrias y proteger a las comunidades y ecosistemas.
La Ley de la Madre Tierra: Bolivia da a la naturaleza los mismos derechos que al hombre
En un destacada iniciativa, una ley apoyada por el gobierno y la gente de Bolvia propone
establecer un Ministerio de la Madre Tierra y otorgar a la naturaleza igualdad de derechos
con el ser humano.
Bolivia está por pasar la primera ley en el mundo que le otorga a la naturaleza los mismos
derechos que a los seres humanos,haciendo al hombre, a la planta, al animal, al río
o a la montaña, iguales. La Ley de laMadre Tierra, acordada por los politicos
y con un fuerte apoyo popular, redefine las riquezas
minerales del país como “bendiciones” y propone radicales medidas de conservación para
reducir la contaminación y controlar la industria.
La nueva legislación otorga 11 derechos básicos a la naturaleza, entre los que destacan:
el derecho a la vida y a la existencia; el derecho a continuar ciclos vitales y procesos libre
de la alteración humana; el derecho al aire limpio y al agua pura; el derecho al equilibrio;
el derecho a no ser contaminada; el derecho a no tener su estructura celular contaminada
o alterada genéticamente. Y quizás, lo más interesante: el derecho “a no ser afectada
por mega infraestructuras y proyectos de desarrollo que afecten el balance de los
ecosistemas y las comunidades de los pobladores locales”, lo que en teoría prácticamente
bloquearía la mayoría de los proyectos petroleros, mineros y de extracción de recursos
naturales. Algo que habrá que verse, ya que Bolivia recibe cientos de millones de dólares
de compañías extranjeras en el sector minero y las leyes son suficientemente abstractas
para encontrar caminos para seguir explotando en cierta forma la naturaleza. En Ecuador,
una legislación que también da derechos básicos a la naturaleza, no ha impedido que
las compañías petroleras sigan destruyendo partes biolgicamente invaluables del Amazonas.
No quedan claro tampoco algunos detalles de aplicación, ¿tendrán los bichos y los insectos,
los mismos derechos que los mamíferos o las aves?
“Es histórico mundialmente. La Tierra es la madre de todos”, dijo el vicepresidente Alvaro
García Lenera. “Establece una nueva relación entre el hombre y la naturaleza, la armonía
que debe de ser preservada como garantía de su regeneración”.
Como parte de este proyecto que reconoce a la Madre Tierra, o Pachama, entre las culturas
locales, como una entidad legal, se establecerá un Ministerio de la Madre Tierra y se
nombrará un ombudsman para monitorear a las industrias y proteger a las comunidades
y ecosistemas. Habrá que verse hasta que punto esto no es solamente un nombre más
sofisticado para el Ministerio del Medio Ambiente, de cualquier forma la iniciativa del
gobierno del primer presidente indígena de la región, Evo Morales, es digna de celebrarse y
quizás en algunos años sea recordada como precursora de una legislación global
impostergable, sensible a la consciencia de que la Tierra no sólo es el sustento de todos
los seres vivos, es un ser vivo en sí misma.