triunfo o derrota

   Pasada la vorágine electoral en donde cientos de compañeros y compañeras estuvimos; en la calle, en mítines, pegando carteles en fin realizando las tareas que nos correspondían en el acto electoral que forma una parte del hecho democrático y que no es una fiesta como livianamente sostienen algunos. No puede ser una fiesta el acto donde  se están jugando muchas cosas; el acto donde se decide el futuro mediato y a largo plazo de los jóvenes; el día en que se sabe si las pensiones se mantendrán en por lo menos  el marco actual, si los ataques al sistema educativo y de salud podrán prosperar o no, las prestaciones sociales, en fin tantas cosas para este país y para nuestros municipios, no es una fiesta. Digo una vez pasada la vorágine, corresponde realizar un sereno análisis de los resultados obtenidos por IU.
     El marco de estas elecciones ha sido muy distinto al de anteriores; una crisis mundial provocada por la caída de la especulación inmobiliaria que ya se veía venir y que la socialdemocracia no ha sabido resolver no sólo en España, si no también allí donde ha gobernado. Le han dado más poder al sistema especulativo y financiero el cual a pesar de la crisis económica sigue disfrutando de ingentes ganancias. Millones de parados en nuestro país, muchos de ellos jóvenes con y sin formación. Parados de toda condición, ataques como se ha dicho a todos aquellos elementos que conforman el llamado estado del bienestar; exigiendo rebajas salariales, aumento de la edad de jubilación, pasividad de organizaciones que deberían estar en primera fila en la defensa de los trabajadores. Todo esto creo un estado de efervescencia social que culmina con las concentraciones de miles de jóvenes en todo el país. Entremedias un sector importante de ciudadanos revitaliza a la organización política que se presenta mas claramente en contra de todos estas acciones promovidas por el gran capital mediante sus fuerzas de choque; FMI, Banco Mundial y todos esos organismos internacionales creados como unión de las patronales a las cuales una vez más la socialdemocracia no es capaz de enfrentar porque desconfía de la capacidad de la gente trabajadora. Con ello se hace responsable de una crisis; cierto es que no ha creado; negándola primero y luego sin saber resolverla. La derecha coge entonces las banderas ajenas para presentarse como la gran salvadora del país y emplea todos sus medios para incidir en el pensamiento de la gente trabajadora, mediante un discurso hueco y sin fundamentos pero efectivista que caló en la gente.
      ¿Donde estábamos nosotros?
      En muchos ayuntamientos intentando reorganizarnos y en otros naciendo como nuevas asambleas. En donde ya eramos parte del tejido político tratando de consolidarnos, con todo ello intentando sacar a la luz nuestras propuestas, solicitando a las diversas organizaciones sociales sus inquietudes para elaborar nuestros programas electorales.
      Entendíamos que con todo esto nuestro techo electoral debería elevarse, lo que no ha sido así del todo. Los resultados que hemos obtenido en estas elecciones no son una derrota puesto que hemos aumentado en número de votos en todo el país; pero más allá de obtener concejales en muchos sitios; tampoco son una victoria puesto que el salto dado es pequeño.
      Con todo esto, creo que si nuestra intención es convertirnos en la alternativa de izquierda que necesita este país, desde sus ayuntamientos hasta el gobierno central debemos reflexionar sobre nuestro QUE HACER, que es donde en mi opinión hay un problema a la hora de transmitir nuestras justas propuestas. Es verdad que estamos sometidos a ostracismo por los medios de comunicación y todos los poderes, pero debemos acudir a nuestro ingenio para salvar esta situación. También es verdad que el sistema electoral nos perjudica, pero si solucionamos lo anterior esto no debería importarnos a efectos de gastar energías intentando resolver este problema, energías que nos hacen falta para otras batallas.
       Esta es una reflexión muy personal que someto a la crítica y aportes de todos los compañeros y compañeras.